lunes, 17 de diciembre de 2007

Saetas, breves decires, delirios al por menor. Serie Quinta

No existe en la vida un placer comparable al de compartir la belleza con las personas a las que amamos.


Prefiero ser infeliz conociendo que feliz ignorando.


Son como dos cráteres marrones suaves y rugosos, firmes y estremecidos, blandos y esquivos culminando sendas colinas de exquisita redondez y cálido latido.


“Cada uno tiene lo que se merece”. Esta aseveración suele ser realizada por los que tienen bastante más de lo que se merecen.


El amor es un reconocimiento, no una conquista. "¿Dónde estuviste todo este tiempo?" Es lo que deberíamos preguntar a la persona amada cuando la “reconocemos”.


No es lo mismo una simple observación que una observación simple.


Por cierto, ¿quién decide lo que cada uno se merece?

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