domingo, 26 de octubre de 2008

Gente de humo


Hay gente que se dedica al humo.
Lo dispensan bien facturado,
en impolutas envolturas
y uno llega a creer
en la consistencia de la mercancía.
Se les pregunta por su ocupación
y amablemente responden,
su fundamentación es inapelable,
ningún resquicio
en el armazón de su vacío.
Al fin, “¿qué otra cosa hacer
sino dedicarse al humo?”
Y de tanto trajinar con humo
en humo se han convertido.
Una densa nube gris delata su presencia
pero inútil es buscar el fuego.
Leños consumidos,
no proporcionan luz ni calor.
Una asfixiante tiniebla
es el único sello de su cercanía.

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