¿No me has visto nunca, Platero, echado en la colina, romántico y clásico a un tiempo?
…Pasan los toros, los perros, los cuervos, y no me muevo, ni siquiera miro. Llega la noche, y sólo me voy cuando la sombra me quita. No sé cuándo me vi allí por vez primera, y aún dudo si estuve nunca. Ya sabes qué colina digo: la colina roja aquélla que se levanta, como un torso de hombre y de mujer, sobre la viña vieja de Cobano.
En ella he leído cuanto he leído y he pensado todos mis pensamientos. En todos los museos vi ese cuadro mío, pintado por mí mismo: yo, de negro, echado en la arena, de espaldas a mí, digo a ti, o a quien mirara, con mi idea libre entre mis ojos y el poniente.
Me llaman, a ver si voy a comer o a dormir, desde la casa de la Piña. Creo que voy, pero no sé si me quedo aquí. Y yo estoy cierto, Platero, de que ahora no estoy aquí contigo, ni nunca en donde esté, ni en la tumba, ya muerto, sino en la colina roja, clásica a un tiempo y romántica, mirando, con un libro en la mano, ponerse el sol sobre el río…
Platero y yo. Juan Ramón Jiménez.
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